sábado, septiembre 23, 2006

El misterio de la Orquídea


Qué detallazo el de Angelito al regalarme una Orquídea Phaleanopsis. Estoy que se me cae la baba con la canija flor y me trae en conflicto por sus cuidados. Yo que he sido responsable de la muerte de una que otra plantita y hasta mascotas que sólo dejaron traumas de la infancia, ¡ahora con una orquídea!... ¡Glup!

Mantenerla siempre húmeda pero no empadada, que reciba luz pero no mucha, que le dé el aire pero no fuertes corrientes, que si la temperatura ambiental, que si los cambios de estación, más todas las sugerencias que se agreguen.

Pero ni modo, ya una vez que la tienes, te condena. Ya una vez que está ahí quietecita, exótica y bella, no te puedes resistir. Algunos aseguran que existen desde mucho antes de que los seres humanos habitaran la tierra, incluso desde la antigua Grecia se cree que despertaba pasiones por sus propiedades curativas y afrodisíacas (habrá que verificarlo porque aún no me consta).

Dicen que su capacidad de adaptación es notable, pueden crecer a nivel del mar, sobre los árboles, sobre las rocas, sobre la tierra o hasta en ambientes subterráneos. Entre las cifras se manejan alrededor de 30, 000 especies con lo que se considera la planta más evolucionada y especializada.

Orquídea: (Del lat. orchis, y este del gr. ὄρχις, testículo, planta bulbosa).

Y todavía al dármela, Ángel me dice: ¡cuídala porque podría ser la única imagen masculina que tengas cerca en un buen rato!... ¡Híjole!

martes, septiembre 19, 2006

Cerrando ciclos


Este día estará marcado por otro suceso. Desde hace algunos meses me propuse cerrar ciclos. El primero prácticamente ya está, sólo falta la asignación de fecha de examen y ya después ahora sí, dígame licenciada...El otro para mi desgracia es más complejo, tardará más en cicatrizar pero oficialmente hoy quedó cerrada esa etapa y pa´ el baúl de los recuerdos nomás.

Como en la vida no puede faltar el drama, el final fue tristísimo, sin arreglo a futuro, sin esperanzas y muy muy gris. Por poco más de cinco años besé la misma boca, abracé el mismo cuerpo, miré los mismos ojos, me reí, lloré, me emborraché y me emocioné con la misma persona.

De buenas a primeras eso se acabó y se quedó así, al ahí se va, sin muchas explicaciones ni una despedida, por lo que en un acto vil de desesperación quise ponerle candado a ese ciclo y como buena muchachita responsable decidí enfrentarme con mis demonios y...buscarlo.

Pero GRAN ERROR, fue un rotundo fracaso mi dizque cordial adiós y sólo dejó literalmente un amargo sabor de boca. La escena no podrá ser más memorable: ojos llorosos, voz entrecortada, sensación de ahogo y un trío tocando como música de fondo, cielo rojo.

No he podido olvidarte
Desde la noche
Desde la noche en que te perdí
Sombras de duda y celo
Solo me envuelven pensando en ti

Deja que yo te busque
Y si te encuentro, y si te encuentro
Vuelve otra vez
Olvida lo pasado
Ya no te acuerdes de aquel ayer
Olvida lo pasado
Ya no te acuerdes de aquel ayer


Lo que me dijo después de escuchar estas estrofas fue asqueroso, terriblemente innecesario y con poco tacto. Lo que sucedió a continuación ya ni acordarme, fue como si de pronto, me invadiera entre la ira y el asco.

Fue tal la repugnancia que ya no pude seguir y tuve que irme. Mientras escribo sigo con estas ganas de vomitar... Ojalá no guarde su última imagen con esa aversión, pero de momento esa boca, ese cuerpo, esa mirada que alguna vez me embelesó me produce asco.

Sucedieron demasiadas cosas en estos años como para echarlo a un lado. Sé que el sentimiento es momentáneo y llegara un dulcecito que me ayude a pasar este lapsus. Sé que aunque dejemos de vernos por mucho tiempo, si se llega a topar conmigo, nos saludaremos bien y como manera de echarle limón a la herida o más bien, a modo de recuerdo de lo que fuimos, dejaré como constancia la imagen de mi profile.

Ay, dolor, ya me volviste a dar!



miércoles, septiembre 13, 2006

Los treinta



Me volví fan de una telenovela. El problema es que ayer trasmitieron el último capítulo y la empecé a la mitad. Aunque la están repitiendo ya no le veo el caso, pero estoy tentada a verla de nuevo.
La versión de telenovela que traía era la de tipo “El privilegio de nacer” con Albertico Limonta, mamá Dolores y todos esos personajazos de los melodramas mexicanos, pero con esta telenovela chilena caí en cuenta de que estaba bien atrasada.
La historia trata de cuatro matrimonios treinteañeros con vidas envueltas en el dinero, la rutina, los celos, la infidelidad, la falta de deseo, las deudas, la competencia, el exceso de trabajo, la escasez de tiempo, el estrés y el consumismo.
La trama me pareció atractiva, con una temática más actual y con un formato hasta cierto punto moderno que incluía escenas de desnudos sin censura.
No quisiera clavarme más, ni hacerle tanta publicidad porque no es el caso. El citar todo esto es porque mientras veía los créditos en el capítulo final, comencé a visualizar cómo sería cuando tuviera treinta y tantos .

Cuando estaba en la secundaria, hubo momentos en que entre amigos platicábamos cómo estaríamos cuando tuviéramos 25. Lo primero en mencionar era ya no vivir con nuestros padres. Lo segundo, tener un trabajo si no muy bien pagado por lo menos que nos permitiera sobrevivir. Tercero, estar solteros para seguir en el desmadre o tener una pareja pero sin mayores compromisos. Después ya no profundizábamos. Era como perder el tiempo y no llegar a una conclusión.

Por azares del destino, siete personas de aquel grupo aún nos frecuentamos y a nuestros 24 años la realidad es, dos ya están casados y uno tiene chamaco, cinco seguimos viviendo con nuestros padres, tres trabajamos y tenemos un sueldo muy muy muy mal pagado, cinco forman parte de las cifras de desempleo, pero eso sí, cinco seguimos solteros y en... ¿el desmadre?

Por eso, pensar en cómo estaré a los treinta y tantos, también sería como lanzar una moneda al aire. Lo primerito será llegar a la edad y algo sería seguro: los años previos, los más productivos trascurrirían en un sexenio de mierda. Ya no viviría bajo el mismo techo con papi y mami ¿o sí? ¿Viviré sola? ¿Tendré pareja?... (puntos suspensivos), ¡si ahora escasean!¿Tendré un hijo?, espero que no y si fuera así, tal vez su madre no le caería en gracia. ¿Seguiré escribiendo? ¿estaré en periodismo cultural? ¿Plantaré un árbol? ¿Escribiré un libro? Y... ¿Con qué relacionaré desmadre a los treinta y tantos?

Mejor no le sigo.

martes, septiembre 05, 2006

Por qué así



¿Cómo ayudas a una persona que quiere morirse? La apoyas para que lo consiga, o sigues intentándolo y dándole fuerzas aunque ya se haya hecho todo lo posible?

En este caso, mi abuela ya alcanza los ochenta y muchos me dicen que tenga resignación porque se trata de una anciana y sí, entiendo que tiene que llegar la MUERTE pero no me resigno al modo. En este caso no es un cáncer, una enfermedad degenerativa o un dolor crónico, bueno, eso del dolor quizá sea cierto.

Es la primera vez que me toca ver cómo alguien cercano se va consumiendo de una enfermedad que mi familia no entiende, -¿por qué se la quiere pasar dormida todo el tiempo? ¿por qué no se quiere bañar o cambiarse? ¿Por qué ya no quiere platicar?- Esas son algunas de las quejas constantes, pero yo sé que no depende de su voluntad y que no bastan las frases de “échale ganas”.

Desde el diagnóstico de depresión y al paso de los años, mi abuela se me presenta como una desconocida. Ha sido un cambio radical y negativo. Es por eso que cuando la veo no creo que sea ella, porque en realidad, para mí ya se fue desde hace mucho tiempo y prefiero guardarla con otra imagen y otra actitud.

Me pusieron Clara por ella y cuando era niña llegué a creer que por compartir el mismo nombre seríamos muy parecidas y me gustaba pensar eso. Me parecía muy valiente porque nunca se dejó de nadie, pudo dejar atrás a un pueblo que no le ofrecía nada, puedo abandonar a un hombre alcohólico o a un hombre que la golpeaba, pudo salir adelante sola con sus hijos, pudo volverse a casar con una persona buena, siempre trabajó y tenía muy buen sentido del humor como buena jarocha.

Esa es la imagen con la que me quedo. Todavía soy muy joven pero de verdad deseo llegar a la vejez y vivirla de la mejor forma posible, sin relacionarla de inmediato con la muerte o la inutilidad. Eso es lo que nos hará muy diferentes, abuela.

¡Te quiero mucho! Hoy pedí por ti.