Los treinta
Me volví fan de una telenovela. El problema es que ayer trasmitieron el último capítulo y la empecé a la mitad. Aunque la están repitiendo ya no le veo el caso, pero estoy tentada a verla de nuevo.
La versión de telenovela que traía era la de tipo “El privilegio de nacer” con Albertico Limonta, mamá Dolores y todos esos personajazos de los melodramas mexicanos, pero con esta telenovela chilena caí en cuenta de que estaba bien atrasada.
La historia trata de cuatro matrimonios treinteañeros con vidas envueltas en el dinero, la rutina, los celos, la infidelidad, la falta de deseo, las deudas, la competencia, el exceso de trabajo, la escasez de tiempo, el estrés y el consumismo.
La trama me pareció atractiva, con una temática más actual y con un formato hasta cierto punto moderno que incluía escenas de desnudos sin censura.
No quisiera clavarme más, ni hacerle tanta publicidad porque no es el caso. El citar todo esto es porque mientras veía los créditos en el capítulo final, comencé a visualizar cómo sería cuando tuviera treinta y tantos .
Cuando estaba en la secundaria, hubo momentos en que entre amigos platicábamos cómo estaríamos cuando tuviéramos 25. Lo primero en mencionar era ya no vivir con nuestros padres. Lo segundo, tener un trabajo si no muy bien pagado por lo menos que nos permitiera sobrevivir. Tercero, estar solteros para seguir en el desmadre o tener una pareja pero sin mayores compromisos. Después ya no profundizábamos. Era como perder el tiempo y no llegar a una conclusión.
Por azares del destino, siete personas de aquel grupo aún nos frecuentamos y a nuestros 24 años la realidad es, dos ya están casados y uno tiene chamaco, cinco seguimos viviendo con nuestros padres, tres trabajamos y tenemos un sueldo muy muy muy mal pagado, cinco forman parte de las cifras de desempleo, pero eso sí, cinco seguimos solteros y en... ¿el desmadre?
Por eso, pensar en cómo estaré a los treinta y tantos, también sería como lanzar una moneda al aire. Lo primerito será llegar a la edad y algo sería seguro: los años previos, los más productivos trascurrirían en un sexenio de mierda. Ya no viviría bajo el mismo techo con papi y mami ¿o sí? ¿Viviré sola? ¿Tendré pareja?... (puntos suspensivos), ¡si ahora escasean!¿Tendré un hijo?, espero que no y si fuera así, tal vez su madre no le caería en gracia. ¿Seguiré escribiendo? ¿estaré en periodismo cultural? ¿Plantaré un árbol? ¿Escribiré un libro? Y... ¿Con qué relacionaré desmadre a los treinta y tantos?
Mejor no le sigo.
3 Comentarios:
Noooooo, yo también me volví fan de una teñenovela (colombiana), pero no se lo cuentes a nadie.
Noooooo, yo también me volví fan de una teñenovela (colombiana), pero no se lo cuentes a nadie.
Noooooo, yo también me volví fan de una teñenovela (colombiana), pero no se lo cuentes a nadie.
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