¿Cómo te llamas?
“Nombre es destino” decían los griegos. Se ha hablado infinidad de veces de las similitudes que pueden existir entre personas que comparten un mismo nombre. En lo personal no comulgo con esta idea. No me convence el creer que todas las que se llaman Teresa son pasionales o si los Pedros son hombres sencillos o si los Ricardos son cursis o las tipo estadísticas como las de http://luisfernandocorona.blogspot.com/2006/07/estadstica-femenina.html
(que no dejan de ser divertidas y en algunos casos se perciben coincidencias).
En lo que estoy totalmente de acuerdo, es en lo que comenta el poeta Ricardo Yañez, (de quien vale la pena dedicar un post más adelante). “Hay que escuchar el destino de uno mismo”.
Si sabemos que el lenguaje es forma y las palabras tienen un sonido que influye en el comportamiento humano, imaginemos qué sensaciones y reacciones puede provocar un nombre.
¿Qué desata nuestro nombre con todo y sus apellidos? ¿Cuál es su fuerza, su sonoridad? ¿En dónde está su énfasis? ¿A qué nos remite cuando lo escuchamos?
Si no estamos muy seguros al menos de cuánta musicalidad puede encerrar ese nombre tal vez elegido inocentemente por nuestros padres o nomás porque se debía llamar como el papá, la mamá, la tía, el abuelo u otro familiar o artista de moda, la mejor forma de averiguarlo es bailar tu propio nombre.
Según Yañez, es sencillo: dices tu nombre completo, tratas de localizar las sílabas tónicas, y a partir de ahí saldrá el ritmo; dependiendo de eso, además de versar, podría salir un blues, un cha cha chá, mambo, rock…
Yo ya lo intenté y el ritmo es muy suave así como un bolero que se baila de "a cartón" y ¿el de ustedes?